Es un apetitoso estofado de vísceras de cerdo con patas, refrito de cebolla con ajo y cocido con agua y leche. Tiene el particular sabor de sus especies: culantro, orégano, pimienta negra y maní. Es otro de los platos imperdibles de la cocina andina y tiene, como el librillo, tantas variantes como pueblos hay en la serranía ecuatoriana.

